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Voluntariado Corporativo: Contagiando Solidaridad en el Trabajo

23 Agosto 2016 a las 17:38

Olga y Jeni son dos mujeres trabajadoras como las hay muchas. Dedican gran parte de su día a labores administrativas en sus respectivas empresas y después de la oficina, vuelven a casa a hacerse cargo de la familia y los hijos. La diferencia es el compromiso con la tarea voluntaria y el gran apoyo que encontraron en sus jefes.

Por María José von Mühlenbrock

Olga Salinas es secretaria de la Gerencia General de Cruz y Dávila, una empresa de Ingeniería y desde octubre de 2008 se inició con voluntariado corporativo en el Hogar de Niños Belén de Santiago Centro. Era el nexo entre su empresa y el Hogar de Cristo que lo administraba en ese entonces. “Me acuerdo que a todos los trabajadores nos llegó un comunicado que informaba que la compañía comenzaría a apadrinar a este hogar y que se nos invitaba a participar. Yo iba a estar a cargo de responder dudas y sugerencias, y anunciar cuando hiciéramos la primera visita”, cuenta Olga. “Al principio teníamos las puras ganas porque no sabíamos cómo hacerlo, así es que la asesoría de la coordinadora del Hogar de Cristo fue vital. Comenté la idea entre mis cercanos, si les gustaría sumarse, hacerles una once, llevarles payasos, regalos, etc.”. Olga confiesa que las ideas eran muchas y que estaban todos nerviosos como si fuera el cumpleaños de un hijo. “Los niños sólo querían jugar y abrir los regalos, y al final no querían que nos fuéramos, fue muy linda y enriquecedora esa primera experiencia. Ver esas caritas tan felices no se olvida nunca y los cariños con manitos pegajosas tampoco. Todo eso te motiva a seguir”.

Olga y sus compañeros de trabajo volvieron a organizarse y llevaron la Fiesta de Navidad a los niños, quedando tan motivados que siguieron en contacto con actividades entre cuatro y cinco veces al año. “Fueron todas experiencias preciosas, salíamos cansados, pero muy contentos, pese a que muchos de ellos sufren abandono y viven situaciones de riesgo, sin tener la culpa de nada. Pero reconfortaba ver lo bien que estaban cuidados y lo felices que eran con nuestras visitas. Todos nos encariñamos y no faltaba el que quería llevarse a un chiquitito para la casa. Esas tardes eran completas para ellos y eso nos hacía bien a todos”.

Voluntariado Profesional

Después de unos años de voluntariado con los niños del Hogar Belén, Olga y su empresa comenzaron a realizar actividades en la Residencia de Adulto Mayor de Recoleta, para después apadrinar la Residencia Arica y luego  la Casa de la Mujer Rebeca Ergas, ambas de Estación Central. “Hasta ahí, nuestra labor era medio amateur. Lo hacíamos todo por instinto y con muchas ganas de ayudar y participar. Pero había que profesionalizar el voluntariado corporativo. Así es que se armaron diferentes programas para que los trabajadores se inscribieran, cada una con un líder, con la misión de reportarle a la Gerencia General, la que provee los recursos necesarios para llevar a cabo las actividades. Visitas al zoológico, paseo en el funicular, mariachis en la Residencia de Adultos Mayores y un asado en el Parque Intercomunal de La Reina fueron las actividades más recordadas por todos.

Siempre Voluntaria

Jeni Abarca trabaja hace 11 años en el laboratorio farmacéutico GSK como asistente de Marketing y el tema voluntariado no le es ajeno. “Cuando era chica mi mamá le ayudaba a las Damas de Celeste que hacían voluntariado en el Pequeño Cotolengo y yo la acompañaba ayudando a organizar la ropa. Ahí escuché tristes historias de abandono, falta de cariño e infinitas necesidades que padecían niños y adultos”. En la vida de Jeni luego vinieron un voluntariado más familiar con las Damas de Rojo en el Hospital de Rancagua y fue delegada de solidaridad en el colegio de los niños, por lo que integrarse al voluntariado corporativo de su empresa fue algo natural, participando con actividades en la Residencia Maruri, Hogar de Niños Belén y Casa de Acogida Elena Caffarena.

“Hoy somos tres personas las que lideramos y armamos el Proyecto de Intervención Empresarial, donde hemos estado para el día del niño, inicio del año escolar y la Navidad. En diciembre del año pasado llegamos con casi 100 regalos! Estaban tan felices, cada niños con tres y hasta cuatro paquetes, después de habernos mandado sus cartas al Viejito Pascuero. Además, a las mamás les llevamos cosas para que cocinaran una rica cena e día de Navidad”.

Apoyo Empresarial

En un principio en la empresa de Jeni se organizaba algunas actividades puntuales al año, pero fue la propia empresa la que les propuso algo más profesional.

“Hicimos un desayuno en un hotel, todo financiado por la compañía, para convocar voluntarios y reclutarlos para hacer talleres dirigidos a las mujeres, niños y también para maestrear. Fue todo un éxito” Ahora somos 40 voluntarios, tenemos un calendario de actividades para el 2016 y todas las actividades se informan a toda la compañía a través del newsletter”.

“A los gerentes generales y a las áreas de RRHH”, dice Jeni, “les diría que tener trabajadores voluntarios es siempre para ganar porque somos igual de responsables. La labor social no nos hace perder tiempo, nos convierte en personas más motivadas y cuidamos más el trabajo porque lo que vemos nos muestra y recuerda lo imprescindible que es trabajar”. Y agrega que se genera un sentido de orgullo y pertenencia, a la vez que fortalece la reputación de la compañía y mucho trabajo en equipo.

“Para hacer cosas, en cualquier ámbito necesitamos querer hacer, saber hacer y poder hacer. Los voluntarios tenemos las dos primeras. Sólo necesitamos que las empresas nos den la tercera patita”.

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